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Diana Domenech, coordinadora de Medicina en Litoral Norte: «El desafío es brindar una formación de calidad»

El 19 de noviembre de 2019, el Consejo Directivo Central (CDC) de la Universidad de la República (Udelar) aprobó la implementación del segundo y tercer año de la carrera de Medicina entre las sedes universitarias de Salto y Paysandú del Centro Universitario Regional (Cenur) Litoral Norte. Esto permitió que a partir de 2020 la carrera se pudiera realizar de forma completa en esa región. En 2020 y lo que transcurre del 2021, la enseñanza universitaria pasó a dictarse en la virtualidad dada la emergencia sanitaria ocasionada por el Covid-19. El Portal de la Udelar dialogó con Diana Domenech, coordinadora de la carrera Doctor en Medicina en el Cenur Litoral Norte, sobre cómo se viene implementando la carrera y los desafíos que implica para los docentes y estudiantes.

Medicina en Litoral Norte 

La propuesta, que lleva varios años de trabajo, se aprobó el 13 de noviembre de 2019 por el Consejo de Facultad de Medicina y el 19 del mismo mes contó con una doble aprobación: primero la habilitación de los recursos por parte de la Comisión Coordinadora del Interior (CCI) y posteriormente la aprobación del CDC, máximo órgano de cogobierno de la Udelar. 

A partir de 2020, los estudiantes pueden cursar el segundo año de esta carrera en el Litoral Norte, porque acceden a través (o egresando) del Ciclo Inicial Optativo (CIO) del Área Salud en Paysandú, que equivale al primer año de esta carrera. Y a partir de 2021, pueden cursar tercer año y antes, ya podían realizar los cursos de cuarto, quinto y sexto en las dos sedes de la región. De esta manera, se completa la carrera de doctor en Medicina en el Cenur Litoral Norte.

Domenech señaló que han tenido un crecimiento exponencial desde que empezó la carrera de Medicina en la región. En 2021 hay 645 nuevos estudiantes en el Ciclo Inicial Optativo (CIO) Salud, que equivale al primer año de la carrera de Medicina, y unos 300 que han manifestado interés en hacer la carrera completa, mientras que el año pasado habían sido 150, o sea que se duplicó, indicó. Además, se registraron 183 nuevos estudiantes para cursar el segundo año de la carrera Doctor en Medicina en el Cenur Litoral Norte.

Actualmente, en el Cenur cursando Medicina hay unos 600 estudiantes circulando en los distintos años, y si bien el CIO Salud no es carrera de Medicina, se entiende como si fuera el primer año. «Es un desafío inmenso, más allá de que es una aspiración de largo aliento de la región para brindar una enseñanza de calidad a todos estos chiquilines. Estamos felices», expresó. Sostuvo que es una apuesta a futuro de que sean los profesionales que después se radiquen en el interior y que disminuyan esa brecha en la desigualdad de atención que hay entre el Norte y el Sur, donde la no realización de la carrera de Medicina era un factor importante y «sin duda refleja que había una necesidad». Además, comentó que muchos estudiantes del interior rural, que si bien no los tienen cuantificados, nunca hubieran accedido a realizar la carrera si no se hubiera implementado en el Cenur. La docente sostuvo que el gran crecimiento en las inscripciones para la carrera de Medicina se refleja en los números de estudiantes que están cursando cada etapa de la carrera y plantea varios desafíos fundamentales en cuanto al fortalecimiento de la estructura docente tanto en número como en especialidades, y también es necesario contar con más infraestructura como laboratorios y servicios clínicos para el estudiantado.

Adaptarse a la virtualidad

Con respecto a la virtualidad, para la carrera en Medicina en particular, este formato «alivió» los problemas que enfrentan los estudiantes haciendo cola para entrar a algún anfiteatro, escuchando mal los teóricos y donde no veían lo que se escribía en el pizarrón, entre otros. «La virtualidad nos vino a desafiar de una forma impresionante», señaló. En 2020 empezó el segundo año por primera vez en el Cenur Litoral Norte, los docentes se comprometieron mucho y llegaron a finales de febrero con un calendario de videoconferencias, incluso antes que Montevideo. Sin embargo, «con la pandemia todo ese cronograma que habíamos armado, cayó» y los cursos que migraron a la plataforma EVA de la Facultad de Medicina (FMed) incluyeron a los docentes del Cenur en las realizaciones de teóricos, en los prácticos, y a los estudiantes de Litoral Norte que tuvieron que pasar a hacer grupos dentro de la carrera de Medicina, contemplando las especificidades que podían tener en horarios docentes del Centro Universitario, explicó. De todas formas, estas adaptaciones se dieron de una forma integrada perfectamente en la carrera entre el Cenur y los servicios docentes de Facultad y se llevó adelante sin mayores dificultades.

Con respecto a los apoyos que brindó la Udelar, Domenech dijo que los docentes utilizaron todo lo que la Universidad les ofreció desde las plataformas Webex, Zoom y Eva, así como también las capacitaciones a los docentes para el uso de estas herramientas. «Nos tuvimos que aggiornar a esta nueva modalidad y en ese sentido, hubo muchas instancias de apoyo a los docentes para que nos sintiéramos cómodos con las nuevas herramientas virtuales», comentó. 

Asimismo, afirmó que la virtualidad «vino como anillo al dedo» y «llegó para quedarse en algunas instancias donde la masividad ya era insostenible», porque las clases teóricas eran muy poco productivas, incluso en las instancias de taller o de seminarios. Sin embargo, la virtualidad es una herramienta de mejora, siempre y cuando el docente se haya aggiornado en su formación, indicó. De todas formas, señaló que la carrera de Medicina, a su vez, tiene instancias de formación donde la virtualidad no es tan útil: los prácticos y en la clínica con el paciente. «En Anatomía no es lo mismo una figura que un cadáver, y no es igual la instancia con un paciente más allá de que se puedan hacer simulaciones por Zoom y hacer de paciente, que los estudiantes me pregunten, pero no me pueden examinar», ejemplifica. Por eso, afirmó que hay instancias que son insustituibles en sus diferentes modalidades, ya sea con paciente real o simulado, tiene que ser presencial. 

La virtualidad ayudó para el caso de esta carrera en complementar la instancia del interrogatorio y del examen físico, según la docente, porque piden a los estudiantes que se graben y envíen videos para que vayan adquiriendo determinadas destrezas o competencias hasta que se enfrenten al paciente real. Domenech se refirió a las ventajas que encontraron en el dictado de las clases por Zoom para beneficio de sus estudiantes y contó que han tenido en una clase 400 estudiantes en sala «con un chat que explota» y mientras ella intercambia en el Zoom, otro docente responde las consultas en el chat. De esta manera considera que el estudiante se saca más dudas que en un teórico presencial: «se puede hacer mucho más intercambio en la virtualidad que en la presencialidad porque te permite la simultaneidad». Considera que esto también depende de cuánto el docente se actualice al nuevo trabajo y prevea cómo optimizar el intercambio. Entiende que esto «los estudiantes lo agradecen porque se dan cuenta de que hay un esfuerzo del docente por estar». También comentó que las plataformas permiten la división en grupos y docentes para cada uno y eso da la posibilidad de realizar un intercambio más reducido. Con respecto a la organización de las clases en esta modalidad, explicó que se realizan varias reuniones de coordinación entre docentes e interacción para armar los cronogramas en clave de región entre Salto y Paysandú.

Al referirse a cómo perciben los docentes el pasaje a la virtualidad de parte de los estudiantes, dijo que a los más jóvenes de la carrera, que fueron quienes tuvieron ese «shock de virtualidad», no les les generó mayor incomodidad ese aspecto y se adaptaron más rápido, pero el gran problema de ellos fue la incertidumbre: saber hasta cuándo se seguirá así, cómo van a ser los exámenes y cuando van a poder ir a los laboratorios, por ejemplo. Mientras que los estudiantes que cursan los últimos años de la carrera y tienen que hacer clínica, sí reclaman presencialidad y están sumamente angustiados porque no saben cuándo la iniciarán, qué cantidad de pacientes van a ver, cuándo los van a dejar ingresar a los servicios de salud, si van a estar vacunados o no, explicó. «Ahí sí hay un reclamo de la presencialidad, pero porque no hay otra forma de que lo puedan aprender», agregó. 

El desafío de brindar una formación de calidad en pandemia

Además, comentó que están cursando Medicina en el Cenur muchos estudiantes oriundos del Norte del país y que cursaban la carrera en Montevideo, porque regresaron a sus hogares cuando comenzó la pandemia y el año pasado para evitar movilidad, tomaron los exámenes presenciales en el Centro Universitario, «después se quedaron y ahora son nuestros. La virtualidad mejora la accesibilidad porque donde el estudiante este puede estudiar». De todas formas, la virtualidad presentó dificultades con respecto a la conectividad en algunos exámenes, porque las plataformas que no sostienen a la cantidad de estudiantes que ingresan en simultáneo, en esos casos se revieron formas de corrección porque las dificultades fueron de la tecnología y no de la metodología, explicó. 

Sostuvo que en la virtualidad es muy importante el manejo que el docente realice con la clase, porque es necesario que los estudiantes prendan la cámara y es el docente quien se los tiene que pedir, es parte del compromiso de enseñanza-aprendizaje y del vínculo docente-estudiante que puedan verse las caras. 

Este año, al igual que en 2020, la modalidad mixta se va a mantener, a pesar de que en el segundo semestre se trató de enfatizar la clínica, en el caso de Medicina, nunca se abandonó la virtualidad y eso seguirá este año, comentó. La particularidad en esta carrera es que la discusión de pacientes que se realizaba en la policlínica, ahora se hace desde los hogares, porque cuanto antes se vayan de los centros de salud es mejor para evitar contagios. «El gran desafío es poder brindar una enseñanza de calidad en la virtualidad», afirmó, porque actualmente no están dadas las condiciones sanitarias para que los estudiantes ni los usuarios se expongan. Esperan que tal vez en agosto la situación pueda mejorar un poco, pero será como el año pasado: de a uno o dos estudiantes cada visita. De esta manera, ellos no ponen en riesgo su salud, pero eso no garantiza que lleguen a ver la cantidad de pacientes que necesitan y es importante en esta parte de la carrera que se formen, es el momento para equivocarse porque no tienen responsabilidades y están siendo monitoreados por el docente, explicó. Ese es el gran desafío que tienen los docentes: «la responsabilidad de estar formando un buen médico en la pandemia». Por eso, se ha considerado que muchos ciclos no han finalizado, porque no están conformes con la cantidad de pacientes que vieron. Además, sostuvo que hay que resignarse a que en estos años de pandemia, la carrera de Medicina puede ser más larga, porque no se puede pretender la misma duración del ciclo cuando los contenidos no pueden llevarse adelante por cuestiones ajenas a ellos, y la meta es que los estudiantes estén bien formados;  si las condiciones no están ahora, habrá que cursar cuarto año en un año y medio, por ejemplo. «El gran desafío es brindar una formación de calidad y un buen recurso humano», enfatizó. 

Fuente: Portal de la Udelar (UCUR)